Artículos

 

Perspectiva histórica de la empresa mexicana Carranco 1885-2015:

Valor e identidad de la marca

 

Historical perspective of the Carranco company 1885-2015:

The trademark value.

 

 

Patricia  Luna Sánchez

 

1Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Filosofía.

 

Patricia Luna Sánchéz, email:  patricialunasanchez@yahoo.com.mx

 

 

Resumen:

 

El artículo tiene el objetivo de visualizar al día de hoy parte del capital intelectual estructural que se generó a través del tiempo en las organizaciones empresariales denominadas haciendas. En el estudio se retomará mi hipótesis respecto a que el capital intelectual estructural que se acumuló en las que fueron haciendas comerciales ubicadas en el Altiplano potosino mexicano lo conservaron los empresarios propietarios y sus descendientes después de la afectación de sus negocios por el proceso del reparto agrario efectuado por el Estado. Considero que se puede contrastar esa suposición al identificar empresas que actualmente utilizan como marcas los nombres de las haciendas en las que se originaron, como activos simbólicos que fortalecen la imagen corporativa positiva. La propuesta es hacer un primer acercamiento al estudio de las marcas comerciales. Marcas que están bien posicionadas en el mercado local y regional como el caso de Carranco o a nivel nacional como Coronado. En el presente texto se abordará el análisis en perspectiva histórica del desarrollo de la empresa Productos Carranco S.A de C.V.

 

Palabras clave: Hacienda, empresa, marca, historia, identidad.

 

 

Abstract:

 

The article aims to show today part of the structural intellectual capital that is generated over time in business organizations called haciendas. The study will resume my hypothesis regarding the structural intellectual capital accumulated in commercial “haciendas” which were located in the mexican altiplano potosino what kept proprietors and their descendants after the impact on its business for land distribution called “reparto agrario”. I believe that this assumption may be confirmed to identify companies that use as trademarks the names of the haciendas where they originated as symbolic assets that strengthen positive corporate image. The proposal is a first approach to the study of brands. The brands that are well positioned in the local and regional market as Carranco or national level as Coronado. In the present text analysis will be addressed from a historical perspective of the development of the company Products Carranco S.A. de C.V.

 

Key words: Haciendas, company, brand, history, identity.

 

 

Recepción: 12 de noviembre de 2014.

Dictamen 1: 2 de febrero de 2015.

Dictamen 2: 2 de marzo de 2015.

 

 

INTRODUCCIÓN

 

 

La cuestión a tratar en el presente artículo se desprende de un trabajo anterior en el que propuse que un valor importante de las haciendas del Altiplano potosino mexicano radicaba en el capital intelectual estructural que habían acumulado a través del tiempo, y que a pesar de la expropiación de casi el total del capital físico de las propiedades -tierras e infraestructura hidráulica-, que padecieron por el proceso del reparto agrario llevado a cabo en el periodo posrevolucionario del siglo XX, el capital intelectual estructural lo conservaron los empresarios propietarios y sus descendientes,[1] así pues, se retomará esa hipótesis. Metodológicamente se procederá a identificar marcas comerciales posicionadas actualmente en el mercado –como Carranco y Coronado- cuyos productos conservan el nombre de las haciendas en la que se originaron, e iniciar una investigación en perspectiva histórica sobre el desempeño de esas haciendas y la posterior transición al desarrollo en empresas familiares modernas. Para el caso de análisis Productos Carranco S.A de C.V. La temporalidad de estudio se determinó a partir de 1885 cuando los hermanos Meade Lewis  iniciaron actividad en el sector agropecuario potosino y hasta la actualidad, 2015, para registrar las estrategias empresariales que posibilitaron la transformación de la empresa, entre ellas la decisión de utilizar la marca con el nombre de la hacienda y el eslogan que alude al capital simbólico, como se observará más adelante.

      Resulta entonces de nuestro interés revisar algunos aspectos relevantes como: la naturaleza de los recursos de la empresa; el capital intelectual estructural y la propiedad intelectual industrial con énfasis en los signos distintivos, en concreto en la marca.  Dentro de los estudios actuales sobre administración de negocios ha cobrado un especial interés la teoría de los recursos, capacidades y conocimientos la cual centra su atención en el análisis de los recursos que poseen las empresas y su importancia. La ventaja competitiva de las empresas no depende de la posesión de buenos recursos sino de usar los mismos recursos de forma más productiva o sea de sus capacidades organizativas. Estas teorías consideran como unidad básica de análisis la rutina en la empresa, como supuestos conductistas la racionalidad, creatividad, aprendizaje y oportunismo, y como agentes económicos tanto al empresario como a la empresa. Estas teorías entre la economía y la dirección estratégica de acuerdo con Jesús María Valdaliso y Santiago López, proporcionan la perspectiva analítica más útil para la historia económica por su carácter ecléctico que permite integrar herramientas de otras teorías; porque reconoce la importancia de la historia para explicar la realidad de una empresa; por su intención de construir un modelo explicativo dinámico; por su concepción de empresa como un centro de recursos, capacidades, y conocimiento lo que permite explicar asuntos como la heterogeneidad de las empresas, la estructura de las mismas y sus cambios a lo largo de la historia (Valdaliso, 207: 48-51).

       Los criterios de clasificación de los recursos de una empresa varían pero si partimos de la naturaleza de los recursos distinguiremos, básicamente, entre bienes tangibles o financieros y los intangibles o intelectuales, los primeros tienen un soporte físico o material, mientras que los segundos están basados en la información y el conocimiento, por lo que resulta más difícil su identificación y cuantificación. Entre los intangibles se encuentra el capital humano que se refiere al conocimiento útil para la empresa que poseen las personas y su capacidad para aprender, es decir aptitudes y actitudes de todos los trabajadores de manera individual. En tanto que el capital estructural se refiere a conocimientos que corresponden a la empresa como la cultura organizativa, la tecnología, la propiedad intelectual y los procesos de innovación, y hacía el exterior de la empresa las interrelaciones con los clientes, proveedores y otros agentes, la notoriedad de la marca, el logotipo y las patentes, susceptibles de ser registrados y por tanto protegidos, así como las actividades de promoción y publicidad (Navas, 2002: 163-170).

     Así pues, se considera que cualquier actividad realizada dentro de la empresa es un trámite que contribuye a la formación de capital organizativo. En cuanto a la cultura en la empresa se puede incluir la filosofía de la empresa a través de las normas y símbolos que definen a la organización. El capital simbólico se incluye dentro del capital organizativo y se entiende como una combinación de reconocimiento e historia utilizados para influir en la percepción de otros agentes sociales. Mientras que la innovación se considera como la capacidad de construir sobre el conocimiento previo y generar nuevo conocimiento e incrementarlo. Parte importante del capital intelectual estructural de la empresa es la propiedad intelectual, a través por ejemplo de las patentes, marcas y diseños registrados, así como listas de envío, base de datos de clientes y manuales de trámites. Por otra parte el capital relacional tiene que ver con las relaciones de la empresa con agentes internos y externos, las cuales se fortalecen a través del intercambio de información, productos y servicios en el largo plazo (Roos, 2001, 72-87). Estas relaciones externas son las establecidas con clientes, proveedores, accionistas, y competidores. Pero también se puede integrar el conocido como capital social cuando la organización se relaciona con otros agentes sociales no relacionados directamente con el ejercicio de la actividad misma pero que generan un valor importante para la empresa, se derivan en gran medida de la imagen y redundan en la percepción que tiene de la empresa la sociedad. Se habla entonces de las relaciones con la administración pública, con los medios de comunicación, con asociaciones responsables del cuidado del medio ambiente, entre otras. Se puede definir a la imagen corporativa como todas aquellas ideas que se tienen sobre la reputación de una empresa. Es un fenómeno de opinión pública a través de la información acumulada por la gente en el tiempo. Esta imagen es respaldad por todos los intangibles estructurales generados en la empresa. Otros activos que conforman el capital relacional se refieren a todas las acciones promocionales y prácticas publicitarias que llevan a cabo las empresas. Si bien la palabra publicidad tiene el sentido de hacer público algo, de acuerdo con los especialistas en Marketing, Kotler y Armstrong, “publicidad es cualquier forma pagada de presentación y promoción no personal de ideas, bienes o servicios por un patrocinador identificado” (2003: 470).

      Ahora bien, en torno a la marca señalaremos que desde la Mercadotecnia la marca es un signo de propiedad de las empresas y organizaciones que facilita a los consumidores identificar los bienes o servicios que desean; tomar decisiones de compra; y tener la seguridad de obtener una determinada calidad del producto o servicio. La marca permite diferenciarse de la competencia y determina una imagen en la mente de sus consumidores. De manera tradicional (Thompson, 2006)  Richard L. Sandhusen señalan que “una marca es un nombre, término, signo, símbolo, diseño o combinación de los mismos, que identifica a los productos y servicios y ayuda a diferenciarlos como pertenecientes a un mismo proveedor”, y la marca registrada es la que está protegida legalmente. Mientras que para Philip Kotler la marca es en esencia la promesa de la parte vendedora de proporcionar a los compradores un conjunto de características, beneficios y servicios. En tanto que el logotipo es un diseño gráfico que denota el signo o el nombre de la marca o ambos. Consideremos que desde la Semiología el signo es el significante, nombra la cosa, es descriptivo y mantiene relación de semejanza con lo que representa, en tanto que el símbolo es el significado, es la idea que tenemos de algo, es una imagen conceptual, es una representación de la realidad por una convención socialmente aceptada. La marca crea asociaciones emocionales y de confianza. En tanto que el branding es construir un conjunto positivo de percepciones dentro de la mente del consumidor, desarrollar una identidad positiva.

      Desde el aspecto legal, la Ley de Protección Industrial refiere por marca todo signo visible que distinga productos o servicios de los de su misma especie en el mercado. La función de la marca como indicadora de la procedencia empresarial desempeña un papel informativo, la segunda función de la marca es como condensadora de la calidad del producto o servicio, así como, de la reputación del fabricante o prestador de servicios. El prestigio que una marca se gana en el mercado es resultado de la inversión que el empresario ha realizado en calidad, imagen y publicidad de sus productos y servicios. La buena reputación de la marca obtiene su máximo reconocimiento cuando llega a considerarse famosa o reconocida entre los consumidores. La marca registrada le da a su titular el derecho a usarla en exclusiva en territorio nacional y el derecho de presentar acciones en contra de terceros que afecten su marca (Magaña, 2011: 46-57).

       Una vez revisados y definidos los conceptos de interés, se expondrá en perpectiva histórica la empresa potosina Productos Carranco S.A. de C.V. La búsqueda documental e historiográfica posibilitó estructurar el texto de la siguiente manera: Un primer apartado a manera de antecedente en el que se reconstruye desde el siglo XVII: el contexto, fundación, secuencia de propietarios y dedicación productiva de la hacienda Bledos Bajos de San Cristóbal que después sería nombrada de Carranco. La segunda sección será a partir de la década de los años ochenta del siglo XIX con la adquisición y empuje productivo de la hacienda Carranco por los hermanos Meade Lewis. El tercer apartado se refiere al traslado del negocio a Rancho San Carlos y su consolidación actual como empresa familiar moderna. En las conclusiones se harán las puntualizaciones referentes al conocimiento organizativo para observar en un primer acercamiento si parte ese activo intangible se puede transmitir generacionalmente a través de la marca, entre otros factores, para influir junto con el logotipo y eslogan en una imagen corporativa histórica positiva.

 

ORÍGENES: HACIENDA BLEDOS BAJOS DE SAN CRISTÓBAL O DE CARRANCO ARRANQUE  EN EL SIGLO XVII

 

El área geográfica en la que se ubica el casco de la que fue la hacienda de Carranco corresponde al suroeste del estado de San Luis Potosí en el denominado Altiplano potosino, en el hoy municipio de Villa de Reyes, nombre que adquirió la población principal por decreto en 1862 en honor de Julián de los Reyes quien fue gobernador de San Luis Potosí. El clima se clasifica como seco estepario con una temperatura media anual de 19º C. Su vegetación se conforma básicamente de matorral desértico micrófilo, matorral espinoso y pastizal (Villa de Reyes, 2003: 15). En las cumbres altas hay pino y zacatón, más abajo sotol, ocotillos y huizaches, mezquites, además de nopal que produce la tuna cardona y el maguey cimarrón del que se produce mezcal. Ha sido posible cultivar árboles frutales como pera, manzana, membrillo, durazno, higo y morera, además del cultivo de la vid. La altura promedio en este municipio es de 2,000 m sobre el nivel del mar y tiene con una superficie de 1,500  Km2. Su fisiografía es variada, cuenta con los valles de San Francisco y el de Bledos, con suelos constituidos por materiales de arrastre con tierras delgadas y arenosas; así como, las sierras de San Luis y Jaral. En el extremo oriente del valle de San Francisco está la sierra Guapana la cual conecta con la de San Luis conocida en ese punto como Bernal. La zona montañosa ocupa el 50% de ese territorio. Cuenta con un buen sistema de arroyos que bajan por las cañadas con pisos impermeables lo que posibilitó en su momento que los propietarios de haciendas en esas tierras levantasen presas de mampostería, por ejemplo: La Providencia, San Luis, Golondrinas y Cabras en Bledos; Santa Ana en Calderón; Dolores en la Ventilla; La Laguna en Gogorrón; y San Isidro, Jesús y la Laguna de San Vicente en Jesús María, (Cabrera, 1969: 277-278) además de contar con aguas subterráneas posibles de extraer mediante pozos.

     En cuanto a la temporalidad iniciaremos la narración en la segunda mitad del siglo XVI, cuándo incursionó por 1560 el fraile Guillermo de Santa María para evangelizar (Cabrera, 1969: 282). En 1582 se estableció un presidio para someter al grupo seminómada llamado guachichiles y explotar los ricos minerales existentes en el ya nombrado Valle de San Francisco, aunque al parecer desde 1573 se había establecido un primer presidio (Villa de Reyes, 2003: 84). Por el sur llegó el cacique indígena que gobernaba el pueblo de Querétaro, Fernando de Tapia y más tarde, por 1585, su hijo Diego de Tapia,  junto con capitanes mestizos y españoles conquistaron los valles que tomarían los nombres de San Francisco y Bledos. Al explorar la zona se enteran de las ricas vetas de minerales en el cerro que nombrarían de San Pedro, lo que determinaría que en 1592 se fundara el pueblo de San Luis. Miguel Caldera, Gabriel Ortiz Fuenmayor, Pedro Arizmendi Gogorrón, Francisco Cárdenas, Martín Ruiz de Zavala, Matías Pardo y Pedro de Anda, entre otros, obtuvieron mediante mercedes reales tierras para estancias de ganados. Para 1628 se había alcanzado cierta importancia en la extracción de plata, estableciéndose varias haciendas de beneficio, cercanas a los centros mineros, en las que era necesario que se contara con agua y mezquites para realizar la labor de fundición. Sin embargo, diez años después, en 1637, hubo una crisis en la extracción de minerales porque al profundizar los tiros encontraron agua subterránea que los inundaba quedando entonces paralizados los trabajos de algunos fundos. En la segunda mitad del siglo XVII San Luis obtuvo la categoría de ciudad y  hubo otra bonanza en San Pedro y en otros minerales de la zona como Bernalejo, los cuales cayeron más adelante en otra baja productiva, lo que motivó una mayor atención en las actividades agrícolas y ganaderas (Cabrera, 1969: 28-35). Entre los ejemplos de haciendas que se establecieron en el valle de San Francisco para la fundición de metales estaban El Astillero y Bledos en las que se trabajaba el mineral extraído de Bernalejo que daba un kilo de plata por tonelada (Cabrera, 1969: 285). Los ascensos y descensos en la producción minera han sido una constante a lo largo de los siglos en el territorio potosino, dándose una reconversión en las actividades productivas para adaptarse a los cambios.

     José Ignacio Urquiola confirma documentalmente en su obra Agua para los ingenios (2004) el establecimiento muy temprano de ingenios para beneficio de metales en el valle de San Francisco. Podemos considerar que se lleva prácticamente al unísono la solicitud de estancias ganaderas y tierras de labor con la actividad minera, conformándose haciendas de beneficio en el área. Recursos naturales como el agua, pastos y madera para el carbón hacían que fuera idóneo el lugar. Urquiola expone que para 1591 el capitán Gabriel Ortiz de Fuenmayor, solicitó al virrey la merced de un sitio de estancia y dos caballerías de tierra en el valle de San Francisco, por otra parte en 1594 Diego de Tapia registró unas varas de minas en Bernal, y un sitio para ingenio de moler metales ante un notario en Querétaro, después pidió un amparo para la posesión del terreno al alcalde ordinario de la villa de San Felipe, y formalizó la construcción de un ingenio a cargo de Juan Gutiérrez de León. En tanto que Pedro de Arce en 1599 solicitó cuatro caballerías de tierra y un herido para ingenio junto a una ciénega y en 1602 se le concedió la merced solicitada. El autor refiere la localización de 18 registros de asientos para moler metal, correspondientes la mayoría entre los años 1600 y 1602, 13 de los registros correspondían al valle de San Francisco, con uso de corrientes de agua para mover los molinos (Urquiola, 2004: XXXVII-XLII).

      Ahora bien, una vez explicado de manera somera como fueron los asentamientos de colonos para el periodo novohispano en el valle de San Francisco, centraremos la atención para el caso del establecimiento en Bledos Altos y Bledos Bajos. Así pues, se considera que las primeras instalaciones para ingenio de metales que utilizaron fuerza hidráulica en el Valle de San Francisco fueron las levantadas por Francisco Cárdenas en Bledos, al obtener merced de un sitio de ganado mayor con dos caballerías de tierra en la ciénega de Bledos, para después construir un molino de moler minerales obtenidos de la región. Para después construir otro molino de mayor tamaño río abajo, para que la corriente fuera con más caudal, llamando a este lugar Bledos Bajos. Para este proyecto Cárdenas recibió recursos financieros del minero Francisco de Rutiaga, quedando hipotecado el molino y terreno adjunto. Con la muerte de Francisco Cárdenas en 1607 se hizo un inventario de sus bienes en la que se iniciaba con la entonces denominada estancia de Bledos cuyos títulos estaban en manos del escribano Garci Pérez adquiridos de Francisco Martí, vecino de Querétaro. Se refiere que en la estancia había miles de cabezas de ganado menor y un rancho con los jacales de los trabajadores, así como, el conjunto de estructuras entre las que destaca “la hacienda de ingenio del beneficio de sacar plata, con una galera grande dentro de la cual está una rueda se agua con cuatro hornos y tres ingenios de a caballo, dos de fundir y uno de afinar” y junto la casa habitación. No se hace mención a la otra hacienda para beneficio de metales (Bledos bajos) por lo que es posible que hubiera sido ya propiedad del minero Francisco Rutiaga Mester, quien había llegado en 1590 a la Nueva España para instalarse en el pueblo de San Luis (Urquiola, 2004: LII-LIV).

     Jan Bazant refiere que unos años después compró el valle de Bledos Francisco Diez del Campo minero de San Luis. Para 1624 su hermano y heredero, Pedro, hipotecó los inmuebles a Juan Altamirano Saavedra. Al morir Pedro Diez del Campo su viuda vendió Bledos al español Francisco Bustamante. Él pensó que compraba todo el valle de Bledos, sin embargo, Francisco Rutiaga hijo, estaba trabajando en la hacienda instalada en Bledos Bajos la cual era entonces una metalurgia importante y llevaba sus ganados a pastar a Bledos Altos ocasionando conflictos con Bustamante. Era necesario contar en estas haciendas de beneficio con animales, maquinaria y herramientas, así como, carretas para transportar los minerales de la sierra de Pinos a Bledos Bajos, o bien, del cerro de San Pedro. Los minerales de esta última mina también eran trasladados a San Luis u otras haciendas cercanas para su beneficio. Al parecer el contar con agua suficiente para mover los ingenios hacía que Bledos Bajos compitiera con otras fundiciones. Finalmente, después de algunas disputas con Bustamante, Rutiaga se quedó con la propiedad de Bledos Bajos, con las instalaciones metalúrgicas y con aguas y tierras suficientes para pastos y cultivos. Bledos Bajos abandonó con el tiempo la actividad metalúrgica. Las edificaciones de esa antigua hacienda corresponden en parte a la infraestructura de la que después se denominaría Hacienda de Carranco (Bazant, 1975: 75-80).

     Para finales del siglo XVIII, la hacienda objeto de estudio era nombrada San Cristóbal de Bledos Bajos siendo entonces su propietario el Bachiller Ignacio Carranco, de ahí en adelante se haría referencia de la hacienda de acuerdo al apellido de su propietario como San Cristóbal de Carranco. Para 1795 Ignacio Carranco vendió la hacienda antes mencionada a Félix María de la Cabada, y en 1816 su heredero y albacea José de la Portilla se la vendió a la señora Guadalupe de los Reyes, años después, en 1833, los herederos de Guadalupe Reyes remataron la hacienda de Carranco a Manuel López Aranda.[2] A principios del siglo XIX, la actividad minera había bajado considerablemente por lo que haciendas como San Francisco, Bledos, Carranco y Calderón enfocaron su producción hacia la ganadería y agricultura (Garay, 2010: 25). Para la segunda mitad del siglo XIX, 1855, hay referencias sobre la existencia de un molino en Carranco (al parecer de trigo) mencionado como punto de referencia para ir hacia la hacienda de Bledos. (Montejano, 1970: 167-170). Para 1869 Irineo López, quien tenía en propiedad la hacienda de Carranco por herencia de su padre Manuel López Aranda, vendió la propiedad a José Antonio Navarro, y éste a su vez en 1873 a Eugenio Pigeón.[3]

      A mediados y finales del siglo XIX la tendencia en España era la utilización de los apellidos de los productores como “marca”, en especial de bebidas alcohólicas, como  Osborne y Domecq o en Cuba Bacardí, y para el caso de México Cuervo y Sauza. En el valle de San Francisco, caso de estudio, destaca el hecho de que varias haciendas durante el decimonónico serían referidas de acuerdo al apellido de los propietarios que tuvieron en alguna época y por tanto sus productos, ejemplo: De Calderón, De Villela, De Zavala y  De Carranco.

      En el último cuarto del siglo XIX, durante el porfiriato, hubo un auge económico en el estado de San Luis Potosí. Atravesaba el valle de San Francisco el camino que llevaba a las ciudades de Guanajuato y Querétaro y el ferrocarril de la Ciudad de México a Laredo en la frontera con los Estados Unidos, lo que le daba grandes facilidades de comunicación y comercialización a las haciendas ahí instaladas, además de que contaban con líneas telegráficas y posteriormente telefónicas. La minería volvió a levantarse en el Altiplano potosino instalándose una fundidora norteamericana que llevó a las antiguas haciendas de beneficio a abandonar esa actividad y concentrarse en otras como la agropecuaria e industrias ligadas como la lechera y mezcalera (Cabrera, 1969: 47). En la Cartilla Elemental de Geografía del Estado de San Luis Potosí de 1883 se expone que en el Municipio de Villa de Reyes había varias minas en la sierra de Bernalejo de las que se extraía plata, caparrosa y yeso. En tanto que las haciendas del valle producían maíz, frijol, cebada, chile y trigo, el cual se convertía en harina en molinos como el de la hacienda Gogorrón. También se producía uva de buena calidad para elaborar vinos, tinto y blanco, en haciendas como Bledos, Carranco y Calderón, haciéndose hincapié en el texto en la producción de vino mezcal por la abundancia de maguey en la zona (García, 1883: 64-67).             

     En haciendas vecinas como Jesús María, en 1889 su entonces propietario Octaviano Cabrera instaló infraestructura y equipo moderno en la finca como la secadora de chile o “pasera” con una capacidad de 1,000 a 10,000 arrobas (Montejano, 1997: 42) que utilizaba como energético vapor. Por esos años, el vino mezcal era un producto por el que se pagaban precios más altos que por los cereales y verduras. Sólo el chile era mejor pagado pero sus costos de producción eran mayores. Asimismo, se debe referir la extracción y comercialización de diferentes tipos de materiales como canteras y mármoles para la construcción u ornamento, o bien, balasto para el tendido de las vías férreas, entre los recursos naturales aprovechados para su venta en haciendas del Altiplano potosino (Luna, 2013: 189).

 

ADQUISICIÓN Y GESTIÓN DE CARRANCO POR LOS HERMANOS MEADE FINALES DEL SIGLO XIX

 

Una vez revisado el contexto en que se originó la hacienda de Carranco, así como, el seguimiento de sus propietarios desde su fundación hasta las últimas décadas del siglo XIX, nos centraremos en el análisis de la gestión empresarial de la hacienda por la familia Meade, ya que fueron algunos de sus miembros quienes en esos años adquirieron la hacienda Carranco e intensificaron la actividad ganadera y la producción y comercialización de productos lácteos. Si bien los abuelos de esa generación de empresarios, Thomas Meade y Helen M. Roche, eran originarios de Irlanda y Londres respectivamente, uno de los siete hijos del matrimonio, Richard Meade Roche,  quien nació en Dublin en 1806 y se casó en 1841 en Guanajuato con la también inglesa Francis E. Lewis Meyer, fue quien se estableció en territorio mexicano, muriendo en Monterrey en 1865. Ellos tuvieron dos hijas, María Matilde y Catherina Elena, y cinco hijos varones, José Jorge, Federico José, Ricardo Denis, Harold Gerard y Edward Albert Meade Lewis.[4]

     Federico, Gerardo y Eduardo serán los que conformen una Sociedad mercantil para iniciar actividad laboral en la ciudad de San Luis Potosí en la década de los años ochenta del siglo decimonónico. Se han localizado fuentes documentales que registran algunas de las transacciones inmobiliarias de la Sociedad denominada Federico J. Meade y Hnos. en el área metropolitana de San Luis Potosí en la década de los ochenta del siglo XIX, como fueron las compras de propiedades económicas ubicadas en su mayoría en el entonces barrio de Tequisquiapam, como la casa y corral nombrado de Matancita, un terreno, dos pequeñas casas y una pequeña finca. Destacan entre los bienes adquiridos a nombre de la Sociedad en esos años la hacienda Carranco en 1887, ubicada en Villa de Reyes  (Ver mapa 1)  siendo la propiedad adquirida de mayor valor, y al año siguiente la compra de una casa en el barrio de Santiago (Ver cuadro 1).[5]

 

Cuadro 1. Adquisición de propiedades de la Sociedad Federico J. Meade y Hnos.

década de los años ochenta del siglo XIX*

 

 

Fecha

 

Vendedor

 

Bien

 

Ubicación

 

Precio

 

04 02 1884

 

Jacobo Ulibarri

 

Casa y corral

de Matancita

 

Tequisquiapam

 

$   500.00

 

 

17 09 1885

 

Pedro González

 

 

Terreno

 

Tequisquiapam

 

$    50.00

 

 

05 10 1885

 

 

Pablo Zamarripa

 

Pequeña finca

 

Tequisquiapam

 

$    40.00

 

 

15 07 1886

 

Sixto M. González

 

Casa

 

Barrio de Santiago

 

$  400.00

 

27 01 1887

 

Victoriana Vázquez 

 

Casa

 

Tequisquiapam

 

$    46.00

 

 

04 11 1887

 

Eugenio Pigeón

 

Hacienda Carranco

 

Villa de Reyes

 

 

$30,000.00

 

13 06 1888

 

Eugenio Pigeón

 

Casa

 

San Luis Potosí

 

$ 4,040.00

 

 

* Elaboración propia

 

     Así, el 4 de noviembre de 1887, la Sociedad Federico J. y Hnos. realizó la compra de la hacienda de Carranco. La hacienda Carranco estaba situada en el Municipio de Villa de Reyes en el entonces Partido de Santa María del Río. La extensión de la hacienda Carranco era entonces de 10,077 hectáreas, 51 áreas y 23 centiáreas  (Ver Plano 1).  Eugenio  Pigeón,  quien señalaba en la escritura ser comerciante de origen norteamericano radicado en la ciudad de San Luis Potosí, junto con su esposa Eudoxia Guichard, vendieron a la sociedad Federico J.Meade y Hermanos la mencionada hacienda por la cantidad de $30,000.00, de los cuales el vendedor había recibido de anticipo $5,000.00, en tanto que los $25,000.00 restantes se pagarían en anualidades de $5,000.00 cada una más un interés del 6% quedando hipotecada la misma propiedad. De esa manera tomaban posesión los hermanos Meade de la hacienda Carranco “con  todos  sus  agostaderos,  linderos, fábricas materiales, caseríos, aguajes, abrevaderos, labores, corrientes de agua, y cuantas anexidades, servidumbres y usos le corresponden y contiene, libres de gravamen, censo, hipoteca o imposición”,[6] anteriores a la operación de compra venta. Los Meade importaron ganado lechero de la isla de Jersey para la elaboración de quesos y mantequilla, además de contratar a un técnico irlandés para obtener capacitación en la elaboración de los productos lácteos.[7]

 

Mapa I.   Ubicación de la hacienda Carranco al sur de la capital potosina*

 

 

 

* Elaboración propia

Plano 1. Calca del Croquis de la Hacienda Carranco elaborado en 1873 [8]

 

 

 

Después de un año de que los hermanos Meade adquirieron la hacienda Carranco, promovieron que la Comisión de Hacienda del H. Ayuntamiento de la capital del estado les otorgara en arrendamiento la Casa Municipal de Matanza, seguramente para integrar verticalmente el negocio al incluir la matanza para la comercialización de la carne y derivados. La formalización de la escritura de arrendamiento se llevó a cabo el 23 de octubre de 1888. A manera de antecedente se adjuntaba un apéndice en el que se especificaba que con fecha del 29 de agosto de ese mismo año la Corporación municipal había aprobado un dictamen que las comisiones de Hacienda y la de la Casa de Matanza habían concebido en once puntos, en ellos se referían los términos en que la Corporación municipal y la Sociedad Federico J. Meade y Hnos. establecían el contrato de arrendamiento del inmueble antes mencionado. Las condiciones serían: que se le daba en arrendamiento a la Sociedad la Casa de Matanza con todos sus edificios, útiles y enseres; los Meade pagarían por concepto de arrendamiento $7,000.00 anuales, dando por adelantado anual $3,000.00 sin cobrar intereses; la duración del contrato sería hasta por dos años cuatro meses. Toda mejora que se hiciera al inmueble sería por cuenta de los arrendadores y quedarían a favor del establecimiento; los arrendatarios tendrían derecho a cobrar las rentas e impuestos fijos decretados por el Ayuntamiento que variarían de acuerdo al tipo de ganado. En tanto que el inspector de carnes tendría derecho de vigilar la Casa de Matanza, separar y destruir las carnes que no sirvieran para el consumo y disponer todo aquello que se relacione con la limpieza e higiene. Así, se les entregó a los arrendatarios un inventario de la Casa de Matanza con todos los muebles y útiles para que cuando finalizara el contrato no existiese ningún faltante.[9] Este procedimiento da un indicio de que la Sociedad de los hermanos Meade estaba activa en el ramo pecuario a finales de la década de los años ochenta del siglo XIX.

     Casi dos años después, en julio de 1890, los hermanos Federico, Eduardo y Gerardo Meade Lewis comparecieron ante notario para declarar que estaban de acuerdo en continuar con la Sociedad Mercantil que tenían constituida con la razón social Federico J. Meade y Hermanos. Gerardo se encontraba por entonces en Paris, Francia, por lo que la había otorgado un poder a su hermano Eduardo. La Sociedad Mercantil en nombre colectivo quedaba bajo la razón social antes mencionada; con domicilio en la ciudad de San Luis Potosí. Siendo el objeto de la explotación los negocios de comercio en general y en especial los de la hacienda de Carranco, comisiones, compras, ventas, ganados, matanzas, exportación de productos nacionales y operaciones bancarias. Se excluían los negocios de minas los cuales no se podían hacer en la Sociedad ni los socios en particular. De acuerdo con las operaciones de los libros de contabilidad de ese año el activo de la Sociedad colectiva era el siguiente: Hacienda Carranco con sus existencias en enceres muebles en $97,672.70; bienes inmuebles en San Luis Potosí $20,347.22; efectivo, valores y mercancías $49,367.95; y créditos activos por $43,252.36 lo que daba una suma total de $210,640.23; mientras que el importe de los créditos pasivos era de $49,020.03. La diferencia formaba el capital de la Compañía por $161,620.20. De esa cantidad el capital de Federico J. Meade representaba $59,359.65, el de Gerardo Meade $47,218.15 y el de Eduardo Meade $55,042.40.[10] El valor de la hacienda Carranco a tres años de su compra incrementaba su valor. Por lo que se expresa en el documento, Federico era quien tenía un mayor capital en esa Sociedad mercantil, mientras que su hermano Ricardo D. Meade al parecer no participaba en ella, aunque existen referencias de que Ricardo se encontraba en San Luis Potosí  pues en septiembre de ese año, 1890, había adquirido una casa y huerta ubicada en Tequisquiapam,[11] y su esposa, Taide Elourdy Bagües, por esos años otorgaba poder especial a su hermano Ramiro J. Elourdy para que pudiesen vender los coherederos de los bienes de su madre, Juana Bagües, la hacienda de Zaragoza situada en Sombrerete, Zacatecas.[12] Ricardo D. Meade y Taide Elourdy contrajeron matrimonio en 1882 y tuvieron 11 hijos, 6 hombres y 5 mujeres.

      En 1892 Federico J. Meade se separó de la Sociedad Mercantil Colectiva que hasta entonces llevaba su nombre, “Federico J. Meade y Hermanos”, conviniendo los otros dos socios y hermanos, Gerardo y Eduardo, continuar en la Sociedad la cual a partir de entonces tendría la razón social “Gerardo y Eduardo Meade”. Federico quedaba libre de obligaciones en la Sociedad y se le entregaba su haber que entonces correspondía a $82,472.56. Para el pago de esa cantidad se la adjudicaba a Federico en pleno dominio y libre de gravamen hipotecario, la hacienda de Carranco con todos sus llenos, enceres, créditos activos y existencias, quedando así él con la exclusiva propiedad de la finca. En tanto que Gerardo y Eduardo mantendrían la propiedad de la casa de la tercera calle del Apartado y la conocida como Casa de Matancita en Tequisquiapam. Quedando estos dos socios con la misma representación en la Sociedad, ambos tendrían el uso de la firma social y la libertad de dirigir, gestionar y llevar a cabo toda clase de operaciones. Firmaron la nueva escritura los socios al igual que sus esposas Guadalupe Mejía de Meade y Joaquina Trápaga de Meade.[13] De esta manera pasaba la hacienda Carranco a propiedad y gestión exclusiva de Federico J. Meade.

      Un mes después de conformar los hermanos Gerardo y Eduardo Meade la nueva Sociedad adquirieron el antiguo mercado, situado al sur del edificio de la entonces Alhóndiga de la ciudad de San Luis Potosí, con una superficie de 2,559 metros por la cantidad de $18,000.00. comparecieron para la firma de la escritura Mariano Barragán en su carácter de Administrador Principal de Rentas del Estado y los socios antes mencionados.[14] Al momento no se tiene el dato del uso que se le dio al inmueble adquirido. Gerardo y Eduardo Meade también adquirieron a finales de ese año otro terreno en el barrio de Tequisquiapam,[15] el cual a finales del siglo XIX y principios del XX se convirtió en foco de interés para los inversionistas en predios y bienes inmuebles. Mientras tanto Federico Meade continuó al cargo de la gestión administrativa de Carranco, tenemos el dato de que en 1895 anunciaba en el diario El Estandarte la venta de vacas de ordeña en la hacienda.

 

 Venta de vacas de ordeña en la hacienda de Carranco, El Estandarte de 1895 [16]

 

 

 

      Para sus actividades relacionadas con el sector pecuario, Gerardo y Eduardo Meade compraron en 1895 a Florencio Villanueva, propietario del rancho El Gavilán, 3,000 cabezas de ganado de pelo, chivos y cabras, con un precio por cabeza de dos pesos lo que en total daba la cantidad de $6,000.00, estableciéndose que los animales se entregarían un año y un mes después de la firma del contrato,[17] seguramente para dar tiempo a la engorda.

Mientras tanto Federico J. Meade adquirió otras propiedades rurales, por ejemplo, compró en 1894 a Cora Towsend de Rascón las fincas denominadas: Presa de Guadalupe, Cerro Gordo, La Ventana y la mitad de La Viga, las cuales eran de la señora mencionada por herencia del que había sido su esposo José Martín Rascón, quien a su vez las había adquirido al ser declarado heredero de la intestamentaria de su hermano Manuel Rascón, y éste las había heredado de su padre José Domingo Rascón, a quien por orden del Supremo Gobierno de la Nación en 1844 se le había dado posesión de las haciendas San Agustín de los Amoles y su anexa San Ignacio del Buey, de las que formaban parte las fracciones arriba expuestas.[18]

     Existen datos en el Libro Mayor de la Hacienda Carranco 1894-1897, que refieren que Ricardo Denis Meade trabajaba entonces con su hermano Federico José Meade en los negocios de la hacienda Carranco y fincas recién adquiridas, Cerro Gordo y Ventana, con un sueldo mensual $150.00 es decir $1,800.00 anuales más 25% de las utilidades. Entre otros conceptos registrados en el Libro Mayor estaba la producción en las tierras de labor que reportaban entonces siembra de maíz, cebada, trigo, chile y frijol. También  la  talla  de ixtle de lechuguilla, palma y maguey, la producción de jarcia, la elaboración de mezcal, la venta de agua y pastos, la cría de ganado mayor y menor, la venta de cueros y sebo y por supuesto la obtención de leche y la fabricación de quesos y mantequilla. Se observan en ese libro las redes comerciales con empresarios locales con los que realizaban algún tipo de transacción como Emeterio Lavín, Muriedas Cía., y Pitman.[19]

     A inicios del siglo XX, la tradición de organizar eventos con la intención de promover la economía local y estatal era un aspecto recurrente en el país. Para 1906 el empresario Octaviano Cabrera expresaba el proyecto que tenía en mente para reunir a un grupo de empresarios hacendados para formar una Sociedad, la cual tendría por objeto reglamentar y

organizar anualmente exposiciones agrícolas y ganaderas que habrían de beneficiar a toda la región (Cabrera y Buerón, 1957: 267-268).[20] Los agricultores e industriales del estado de San Luis Potosí se unieron para crear el Centro Agrícola e Industrial Potosino (Monroy, 1997: 209). Ese mismo año la organización agrícola potosina publicó un boletín que aparecería mensualmente con diversa información (Noyola, 2011: 178).[21] A finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, durante el gobierno de Porfirio Díaz, tuvieron auge las publicaciones relativas a la modernización de la agricultura entre ellas las promovidas por las organizaciones de agricultores (Zuleta, 1999: 59-88).

 

Elaboración de quesos y mantequilla en la hacienda Carranco en 1901 [22]

 

 

 

     A inicios del siglo XX, la tradición de organizar eventos con la intención de promover la economía local y estatal era un aspecto recurrente en el país. Para 1906 el empresario Octaviano Cabrera expresaba el proyecto que tenía en mente para reunir a un grupo de empresarios hacendados para formar una Sociedad, la cual tendría por objeto reglamentar y

organizar anualmente exposiciones agrícolas y ganaderas que habrían de beneficiar a toda la región (Cabrera y Buerón, 1957: 267-268).[23] Los agricultores e industriales del estado de San Luis Potosí se unieron para crear el Centro Agrícola e Industrial Potosino (Monroy, 1997: 209). Ese mismo año la organización agrícola potosina publicó un boletín que aparecería mensualmente con diversa información (Noyola, 2011: 178).[24] A finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, durante el gobierno de Porfirio Díaz, tuvieron auge las publicaciones relativas a la modernización de la agricultura entre ellas las promovidas por las organizaciones de agricultores (Zuleta, 1999: 59-88).

     Para consolidar la organización del evento al iniciar el segundo semestre de 1906 quedó integrada la Junta Directiva del Centro Agrícola e Industrial Potosino conformada por seis empresarios que se encargarían de diversas responsabilidades como la convocatoria, organización y supervisión de la Primera Exposición Agrícola Ganadera a efectuarse en septiembre en la capital del estado. Además, se iniciaban los planes para construir un edificio especial para exposiciones (Cabrera y Buerón, 1957: 273).  Puesto en marcha el proyecto para promover la ganadería y agroindustria potosina, en agosto de 1906 se publicó a través del periódico una invitación del Centro Agrícola e Industrial  Potosino  para  el  Primer  Concurso  de  Ganadería  y  Exposición  de Productos Agrícolas e Industriales. El Consejo de Administración convocaba a los criadores, agricultores e industriales del estado o bien de fuera para que participaran. Se anunciaba que el gobernador (sustituto) del estado, José María Espinosa y Cuevas, inauguraría el evento el 15 de septiembre quedando abierta la exposición al público hasta el 18 del mismo mes. Entre otras cosas se les comunicaba que las Compañías de ferrocarriles habían ofrecido tarifas especiales; que los interesados en participar asignarían a las personas encargadas de cuidar a los animales y demás productos; y que la inscripción de los animales al concurso sería gratuita.[25] Al parecer esta primera exposición se realizó en una casa que cedió el empresario Matías Hernández Soberón (Villar, 1998: 235). Para este evento se elaboró e imprimió una guía catálogo con todos los productos exhibidos. Entre los variados productos participantes en la sección industria estuvo la mantequilla elaborada por Federico J. Meade en la hacienda Carranco, la cual obtuvo un reconocimiento por parte del jurado calificador. Se puede apuntar aquí que el premio se le otorgó al productor, pudiera ser que para este momento todavía no usa la marca, o simplemente inferir que el protocolo indicaba dar el reconocimiento al individuo.

En el mes de diciembre de 1909, en vísperas del inicio de la Revolución Mexicana, el borrador del Inventario General de la hacienda Carranco practicado el 31 de diciembre de ese año, exhibía en síntesis la siguiente información: entre los enseres y útiles de las diferentes áreas de la hacienda los que tenían un mayor valor ese año estaban la fábrica de vino (mezcal) en $3,667.95 de los cuales $2,400.00 correspondían a un alambique nuevo; después el almacén valuado en $1,977.18 siendo su mayor insumo 401 Hls. de maíz con un costo de $1,804.50; y en tercer sitio el rubro “varios” en $1,367.61 en el que se registraban 3 carretones con un valor de $375.00; después se ubicaban el menaje de la casa principal y de la capilla cada uno en $900.00; la lechería en $854.75; la cochera en $830.95; la tienda con $724.87; entre otros. El monto mayor en el inventario eran las existencias en cabezas de ganado con un número total de 2,646 animales entre ganado menor (cabras, ovejas, carneros), vacuno fino y cruzado, caballada, mulada y burrada, con un valor de $61,258.00 destacaban en número y valor el ganado vacuno cruzado con 1,662 cabezas con un valor de $29,854.25, entre toros, novillos, bueyes de labor y vacas, siendo estas últimas las más numerosas. Resultando el importe líquido del inventario de ese año, 1909, por un total de $75,708.28.[26] A manera de comparativo en cuanto a cabezas de ganado,  referiremos que si bien el inventario de la hacienda vecina Jesús María de 1899 reportaba 3,827 animales (bueyes, vacuno corriente, burros y ganado menor) de los cuales destaca el número y valor de los bueyes (Luna, 2013: 214) nos indica que la producción de esta finca estaba mayormente enfocada a la producción agrícola y mezcalera por lo que necesitaba de mayor fuerza animal.

 

Premio al productor Federico Meade por la elaboración de mantequilla en 1906 [27]

 

 

 

 El censo levantado en 1910 señalaba para el Municipio de Villa de Reyes una población de 11,825 habitantes distribuidos en 6 haciendas, 3 ranchos y una villa. Las haciendas eran Bledos, Carranco, La Ventilla, Pardo, Gogorrón y Jesús María (Cirelli, 1996: 10). Antes de ese año en que inicia el movimiento revolucionario en nuestro país, al parecer de Cabrera, se había acumulado riqueza en las haciendas mexicanas, sin embargo, después se daría un desajuste de grandes proporciones extendido por el agro, en particular el potosino, haciendas y ranchos padecieron robos y destrozos de los distintos grupos revolucionarios. Los habitantes estaban sin seguridad ni garantías tanto en el campo como en la ciudad capital del estado, dónde los saqueos a las casas y comercios y los préstamos forzosos eran constantes (Cabrera, 1969: 54). Sin embargo, el Libro Mayor de Carranco de 1910-1913 muestra la actividad en la hacienda en esos años con los balances practicados por diferentes conceptos del negocio entonces ya a nombre de Ricardo D. Meade, por el fallecimiento de su hermano Federico quien no tuvo herederos. Se observa en el libro la participación de su hijo Óscar y se mencionan algunos de sus clientes y acreedores como A.S. Sharpton y Cía., M. Laguera y Cía., El Banco de San Luis S.A., los señores González Moreno, Martínez, y José E. Dávila. No aparecen referencias en ese Libro Mayor a las propiedades adquiridas años atrás por Federico J. Meade a la familia Rascón.[28] 

      El Inventario General de la Hacienda Carranco practicado el 31 de marzo de 1918 refiere los bienes de Ricardo D. Meade, resulta difícil hacer comparativos entre los valores de los inventarios de la  hacienda  Carranco  de  1909  y  el  de  1918  por  no contar con algunos indicadores económicos necesarios para equipararlos, pero el total del inventario de 1918 por $213,738.93 muestra un incremento significativo. En el balance General incluido en el mismo documento se observa que el mayor valor correspondía al concepto del ganado vacuno que ascendía a $91,025.00 seguido del valor del predio de la hacienda Carranco en $70,000.00 y del rancho de San Jorge en $26,000.00. En términos generales se puede señalar que en 1918 la hacienda Carranco de acuerdo con lo que señala el documento poseía en total 1,987 cabezas de ganado,[29] es decir una disminución de 659 cabezas de ganado en relación al dato que se tiene de 1909, nueve años durante los cuales se llevaron a cabo las acciones del movimiento armado iniciado en el país en 1910.

    Ese mismo año, 1918, muere el empresario Ricardo D. Meade, quedando  al frente de la hacienda Carranco su esposa Taide Elourdy B.  El inventario de la hacienda Carranco de 1920 señalaba la existencia de 1,854 cabezas de ganado diverso, incluidos 53 cerdos. El área productiva denominada la quesera continuaba funcionando de manera artesanal a cargo de L. Zavala. Se puede considerar como el instrumento con mayor valor en la quesera, una descremadora nueva con costo de $350.00. En tanto que la fábrica de vino mezcal producía apoyada con un alambique, una prensa y una caldera de vapor de 20 caballos,[30] de fuerza. A partir de 1920 la industria mezcalera enfrentó diversas situaciones promovidas por el Estado mexicano como: modificaciones institucionales, restricciones a la elaboración y comercialización de bebidas alcohólicas, e imposiciones fiscales que para el caso del estado de San Luis Potosí tuvo una especial afectación (Luna, 8: 2013).

Sin embargo, la posición de la actividad ganadera de la hacienda Carranco debe haber sido relevante en el mercado para que apareciera una fotografía cuyo pie de la imagen refería un buen ejemplar jersey con su cría de la finca potosina en la revista La Hacienda editada en Boston, Estados Unidos, correspondiente al mes de junio de 1917.[31] Lo que posiblemente redundaría en una buena promoción para Carranco entre el medio empresarial agropecuario y el público en general.

 

 

 

 

 

 

Fotografía publicada en la revista La Hacienda editada en Estados Unidos en 1917 [32]

 

 

       En la década de los años veinte la hacienda de Carranco continuaba en propiedad de  Taide Elourdy viuda de Meade. En el libro nombrado Diario No. 2 se llevó el registro puntual por mes y año de la contabilidad correspondiente a la señora viuda de Meade desde el 1º de enero de 1925 y hasta finales de diciembre de 1932. A manera de ejemplo, en el mes de enero de 1925 se indican entre otros conceptos la finca rústica de la hacienda de Carranco en $70,000.00, el ganado vacuno en $51,408.00, los enseres y útiles en $8,677.33 y el rancho San Jorge en $7,180.00. La suma general en el Diario para el 31 de diciembre de 1925 era de $467,341.50.[33] En cuanto a las Memorias de Alquilados, al parecer trabajadores eventuales que trabajaron en esa finca entre 1923 a 1931, se refiere una detallada relación con los nombres de pila de los trabajadores, los días de asistencia, y el pago por jornal, siendo en esos años un promedio de 150 hombres y 5 mujeres laborando en la hacienda de estudio.[34]

      La hacienda Carranco como la mayoría de las haciendas de la región tuvo severas afectaciones por el movimiento revolucionario iniciado en 1910, reduciendo prácticamente su mercado a algunas entregas fijas. En la década de los años veinte las estrategias de los empresarios agroindustriales, para ajustarse a las extensiones de tierras por propietario que marcaba la Ley agraria, fue fraccionar sus haciendas y ponerlas a nombre de sus hijos. Sin haber localizado el documento, tengo la impresión de que ese procedimiento se realizó en el caso de Carranco.  La propietaria entonces de la hacienda Carranco, Taide E. viuda de Meade, heredó en 1925 la fracción del casco de la finca a una de sus hijas Olga Meade Elourdy quien contrajo nupcias en primer matrimonio con Guillermo Gómez Sánchez, después lo haría con Manuel Labastida y Peña. Por 1948 su hijo Ricardo Gómez Meade, fue quien nuevamente impulsó la producción de lácteos en la hacienda Carranco con ganado semi estabulado, con menos de 100 vacas, obteniendo unos mil litros diarios de leche. En 1952 se casó Ricardo Gómez Meade con Carmen Valle Ardila fijando su residencia en la hacienda Carranco. En ese año se empieza a utilizar formalmente la marca Carranco, los productos elaborados eran mantequilla y queso tipo panela.[35]

      Otro aspecto a considerar se refiere a la fundación en 1962 de la ganadería de toros de lidia por  Ricardo Gómez Meade y  Carlos Gómez Muriel en la que fue la hacienda de Carranco, con 40 vacas y 2 sementales de la ex hacienda Santo Domingo. Sí bien, de acuerdo a lo dicho por los empresarios propietarios, no era entonces negocio sino una afición, el nombre de la ganadería ha sido reconocido a nivel nacional por varias décadas. Después la adquirió José Ramón de Villasante, quien al fallecer le heredó el hierro a su viuda Laura Herbert de Villasante, familia que en la actualidad conserva esa ganadería.

 

Ejemplo de envolturas anteriores de la mantequilla Carranco[36]

 

 

 

 

 

 

 

TRASLADO A RANCHO SAN CARLOS Y CONSOLIDACIÓN DEL NEGOCIOFINAL DE LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX

 

La hacienda Carranco tuvo un reparto agrario tardío en comparación a las otras haciendas de la zona del valle de San Francisco, en la mayoría de las cuales se realizó el fraccionamiento a finales de la década de los años treinta.  Fue hasta enero de 1959 cuando los vecinos del poblado vecino solicitaron dotación de tierras por lo que en 1968 fueron expropiadas por el gobierno 1,380 hectáreas de dos de las fracciones de la hacienda Carranco: 985 hectáreas de las 1,429 Hs. con que contaba la fracción denominada “Casco” entonces ya propiedad de María del Carmen Valle de Gómez por venta que le hizo su suegra Olga Meade E. en 1961, y 395 hectáreas de las 3,084 Hs. que conformaban la fracción “Potrero de la Sierra” que había sido de Olga Laing de Meade y quien se la vendió a Adelina Súarez R. de Meade en 1967. De acuerdo a la documentación consultada las fracciones antes mencionadas estuvieron amparadas por el decreto de Concesión de Inafectibilidad Ganadera por término de 25 años, publicados para el primer caso en el Diario Oficial de la Federación el 3 de noviembre de 1941 y para el segundo el 24 de enero de 1940, por lo que para 1965 y 1966 habían vencido los plazos de los amparos.[37] Parecería que los problemas por la solicitud de tierras para ejidos y las consecuentes  afectaciones a la hacienda Carranco, llevaron a inicios de los años sesentas a su propietario Ricardo Gómez Meade a retomar la actividad productiva en el rancho San Carlos, con aproximadamente 155 hectáreas de tierras de riego, ubicado también en el Municipio de Villa de Reyes, a unos cuarenta kilómetros de distancia de la ciudad de San Luis Potosí, empezándose a producir el queso conocido como ranchero el cual se acreditó muy bien a nivel regional, sin embargo, el empresario Gómez Meade falleció en 1977. [38] A partir de entonces su viuda María del Carmen Valle Ardila y su hijo el ingeniero agrónomo Ricardo Gómez Valle han dirigido y desarrollado la empresa Productos Carranco S.A de C.V.

      Ya en los años noventa, Claudia Cirelli (1996) realizó un estudio en el que señalaba que la actividad agrícola de la empresa Carranco inició en la década de los setenta ya instalada en el rancho San Carlos, con la siembra de forraje sembrándose 93 hectáreas de alfalfa con riego durante todo el año, 93 hectáreas de maíz y 60 hectáreas de sorgo en el ciclo primavera verano, y pradera y avena en invierno. La propiedad contaba a finales de los años noventa con 257 hectáreas donde se ubicaba la infraestructura industrial y el área habitacional. Por esos años se adquirieron 50 hectáreas de las cuales 15 eran tierras de riego, además se tomaron en arrendamiento dos ranchos, el San Martín con 42 hectáreas perteneciente al estado de Guanajuato y el rancho El Pretexto con 85 hectáreas, ambas propiedades con pozos para riego. En total la empresa Carranco contaba entonces con 4 pozos de riego con una profundidad de entre 100 y 250 metros registrados ante la Comisión Nacional del Agua, así como, con un sistema de canales de mampostería, depósitos de agua y equipo de bombeo. Utilizando tubería subterránea para el riego por aspersión con un gasto de energía eléctrica de aproximadamente $50,000.00 mensuales.  Tres cuartas partes del agua eran utilizadas para el riego agrícola y un tercio para la actividad industrial. El trabajo agrícola estaba ya altamente tecnificado para obtener altos rendimientos por hectárea. El forraje se procesaba en el rancho en una planta de alimentos. Empleándose en esos años en la actividad agrícola 42 personas, más eventuales. Cinco empleados en la planta de alimentos y 14 para el mantenimiento general de la propiedad (Cirelli, 1996: 67-68).

      Los datos proporcionados por Cirelli respecto a la actividad ganadera en esos años, finales de los noventa, refiere que se contaba con pie de cría de ganado lechero y de carne, sementales, caballos y cría de cerdos. El ganado vacuno era de 1,200 cabezas de vacas Jersey para ordeña con una producción diaria de alrededor de 18,000 litros. El ganado estaba estabulado en un área de 8 hectáreas de corrales, contando las instalaciones con estructuras techadas para reducir el estrés a los animales. Cada animal consumía aproximadamente 30 kilos de alimento balanceado. La ordeña era realizada mecánicamente tres veces al día recibiendo un control de higiene las mamas antes y después del proceso. Además del saneamiento del lugar después de cada ordeña. Se contaba con un veterinario de planta para el control de posibles enfermedades. Una vez que las máquinas succionadoras realizaban su función la leche pasaba a través de tuberías a una enfriadora y de ahí a la planta procesadora donde se utilizaba el 70% de la producción el resto se vendía en la región. En las actividades pecuarias se empleaban 54 personas realizando labores en el establo 35 personas, 7 en el cuidado de becerros, 7 al cuidado de los cerdos y 5 del ganado caballar. Se tenía entonces la idea de integrar horizontalmente el sector creando una cooperativa entre ejidatarios y empresarios ganaderos de la zona para mantener bajo control la calidad de la leche (Cirelli, 1996: 68-69).

     La actividad industrial realizada en la planta a finales del siglo XX se llevaba a cabo con estrictos criterios y normas de higiene y control de calidad de la leche procesada. Los empleados uniformados y equipados para evitar cualquier contaminación a los productos procesados. La planta contaba con distintas áreas de trabajo como la de elaboración de los productos; la sala de refrigeración y el laboratorio químico. En el 1996 se empleaban diariamente alrededor de 17,000 litros de leche, con un cálculo de 100 litros de leche para obtener un kilo de producto terminado. El suero sobrante se aprovechaba para integrar la alimentación de los animales de la granja porcícola. Terminado el producto se enviaba a los almacenes centrales en la ciudad de San Luis Potosí para su distribución local y regional, entonces sólo era posible comercializarlo en plazas que no estuvieran a más de dos horas de distancia como las ciudades de León, Aguascalientes, Guanajuato, Zacateas y Querétaro. En la planta transformadora laboraban por esos años 41 trabajadores incluidos 3 administrativos. Además del personal de las oficinas centrales en la capital potosina (Cirelli, 1996: 68-69).

      En la actualidad la empresa Carranco funciona en una moderna planta construida en la primera década del siglo XXI, la cual cuenta con áreas de microbiología, de control de calidad, pasteurización, producción, envasado, empaque y congelación.  Produce entre 40 mil y 45 mil litros diarios de leche y elabora unas 90 presentaciones de productos a partir de las líneas de queso, yogurt, crema, mantequilla, leche y alimentos preparados como las enchiladas potosinas. Su mercado se consolida en las ciudades del Bajío antes mencionadas y se está ampliando a otras como la Ciudad de México y Monterrey, con algunos productos, a través de Costco, City Market y Superama. También cuenta como apoyo a la comercialización de sus productos con 25 tiendas “Carranco” en la ciudad de San Luis Potosí y dos en la ciudad de Querétaro. La empresa genera alrededor de 500 empleos: 110 en la planta procesadora, 150 en el área agrícola, 40 administrativos y 200 en el área de ventas. Se reconoce como uno de los establos más grande de Latinoamérica en cuanto a vacas tipo Jersey al contar con 1,600 de ordeña, 300 secas y 1,100 becerras menores de dos años. La empresa está integrada verticalmente al producir el forraje, la cría de ganado, la elaboración de los productos lácteos y la comercialización. Posee una flotilla de 50 unidades para la distribución. En cuanto a la responsabilidad ambiental, con el estiércol se producen gas metano para el funcionamiento de las calderas evitando la contaminación atmosférica y del subsuelo. Utiliza en poca escala la energía solar, y se tiene contemplado generar energía eléctrica.[39]

      En síntesis se pude considerar que la empresa familiar Carranco ha presentado tres etapas: la primera que inicia por 1885 con el inicio en el negocio y la adquisición de la hacienda Carranco con cría de ganado en potrero y la producción artesanal de mantequilla y queso. Una segunda etapa a partir de la expropiación de terrenos de la hacienda a finales de la década de los sesenta cuando se traslada el ganado al rancho San Carlos adoptando el sistema estabular y una producción más mecanizada. La tercera etapa en los años noventa retomando la integración vertical de la empresa con: el cultivo de forraje, la cría de ganado, la elaboración de productos y la comercialización. En el año 2015 se acumulan 130 años de experiencia en la elaboración de productos lácteos.

CONCLUSIÓN

Entre varios aspectos que podemos registrar en este primer acercamiento al análisis de  empresas actuales surgidas en las que fueron haciendas potosinas, para el caso de estudio Carranco, están: los antecedentes históricos en cuanto a los cambios en la dedicación productiva de la hacienda Carranco; las estrategias empresariales implementadas principalmente a partir de la expropiación de tierras, realizadas para este caso por un tardío reparto agrario, el crecimiento de la empresa familiar hasta la actualidad, así como la construcción y conservación de la marca por el prestigio logrado en el largo tiempo.

      Una vez realizada la investigación retrospectiva respecto al origen y productividad de la hacienda Carranco a partir del siglo XVII -como asentamiento para el beneficio de minerales-, así como el seguimiento de sus propietarios y los nombres con las que fue conocida la propiedad, se puede considerar que Carranco presentaba al inicio del siglo XX características particulares en comparación a otras haciendas de la zona, como Gogorrón, Jesús María, La Pila, etcétera, por tener el interés central en la producción lechera y productos derivados, sin olvidar la elaboración de mezcal, además porque poseía una menor extensión de tierras que la mayoría de las haciendas vecinas, y por la acción oportuna del propietario de fraccionar las tierras de la hacienda y ponerlas a nombre de sus hijos e hijos políticos (al igual que hicieron otros dueños en el país), para cumplir con los lineamientos legales. Sin embargo, la estrategia clave frente al reparto agrario fue la dedicación productiva con preponderancia en el sector pecuario, y como en el caso de estudio, acogerse al decreto de Concesión de Inafectabilidad Ganadera que los amparó por 25 años. Estos fueron algunos factores que al menos retrasaron hasta 1968 la expropiación de tierras de algunas de las fracciones de la hacienda Carranco por parte del gobierno mexicano, siendo que esas acciones se habían intensificado en el estado potosino en la década de los años treinta. Podría considerarse que este retraso posibilitó el que los descendientes conservaran en su momento la hacienda con ganado vacuno para continuar con la producción de queso y mantequilla de manera artesanal. Después fue determinante la decisión de adquirir otra propiedad rural de menor tamaño, rancho San Carlos, con tierras de riego, más cercana a su mercado principal -la capital del estado- e innovar al pasar de cría de ganado en tierras de potrero y semi estabular por el sistema estabular e iniciar la mecanización y posterior modernización.

      En cuanto al análisis del capital intelectual estructural referente a la generación de valor de la empresa por la imagen de la marca, diremos que durante la segunda mitad del siglo XIX era común que algunas de las haciendas potosinas fueran nombradas de acuerdo al apellido de los que en algún momento fueron sus propietarios, como Zavala, Pardo, Calderón, Carranco, Villela, Coronado, Rascón, Valleumbroso, entre otras, anteponiendo la preposición “de” para aludir pertenencia y por tanto la identificación de sus productos. Se puede considerar también el uso inicial de marcas a través de los herrajes para el ganado, así como, el que los costales de ixtle utilizados para empaques de los productos agrícolas llevaran las iniciales de los apellidos de sus propietarios o bien del nombre de la hacienda.

     Como se comentó en el texto, el reconocimiento otorgado a la mantequilla elaborada por Federico J. Meade en la Exposición Agrícola e Industrial de 1906, destaca el que se diera el premio al productor, no se hacía referencia al nombre de la hacienda, tal vez, indicio de que los empresarios que participaban para promocionar sus productos todavía no usaban la marca como tal. Será hasta 1952 que se inicia formalmente el uso de la marca Carranco con su posterior registro en los años sesentas. La mejor publicidad de los productos Carranco en sus inicios fue la denominada “de boca en boca” con la recomendación a través de sus consumidores, la cual resultaba eficaz y económica.

      Actualmente la frase distintiva o eslogan que aparece junto con la marca en el empaque de los productos Carranco es “Tradición de frescura y calidad desde 1885”, la marca se respalda en el nombre de la hacienda en que tuvieron origen los productos, resaltando con la fecha el inicio del negocio, así como, las características que le han dado prestigio en el mercado. El diseño incluye la silueta de una vaca tipo Jersey; el color azul ha predominado en el fondo cuadricular de los empaques, el cual simboliza la tela cuadrillé de los manteles utilizados tradicionalmente en algunos hogares mexicanos. Hoy existe variedad en el logotipo y color de los empaques para diferenciar los productos.

     Así pues, me parece que es posible rastrear y constatar a través del análisis de los signos distintivos, por ejemplo el uso y registro de marcas, cómo los propietarios de haciendas aún con la aplicación de las políticas públicas del reparto agrario y las consecuentes expropiaciones del capital físico de sus negocios, conservaron el conocimiento organizativo y relacional que construyeron por generaciones y lo transmitieron a sus descendientes como un activo de valor en la empresa que fortalece la imagen de sus productos en el mercado.

 

REFERENCIAS:

 

Archivos públicos y privados:

 

AHESLP       Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí 

                       RPP Registro Público de la Propiedad

                       Isidro Calvillo, protocolo, 1869

                       Jesús Hernández Soto, protocolo, 1884-1885, 1886-1887, 1888-1889, 1889-

                       1891, 1892, 1894, 1895, 1897

                       Eduardo Ramírez Adame, protocolo, 1889-1891

 

RANSLP        Registro Agrario Nacional San Luis Potosí AGA Archivo General Agrario

                       Dotación de tierras ejidales, expediente 42/369, legajo 1, Carranco, Villa 

                       de Reyes, San Luis Potosí.

 

APRGV         Archivo privado del ingeniero Ricardo Gómez Valle   

                       Libro Mayor Hacienda de Carranco 1894-1897

                       Borrador del Inventario General de la Hacienda de Carranco 1909

                       Libro Mayor Hacienda Carranco 1910-1913

                 Inventario Hacienda Carranco 1918

                       Inventario General de la Hacienda de Carranco 1920

                       Memorias de Alquilados 1923-1931

                       Libro Diario 1925 -1932

 

Bibliográficas:

 

Bazant, Jan Cinco haciendas mexicanas; tres siglos de vida rural en san Luis Potosí, El Colegio de México, México, 1975.

 

Cabrera Ipiña de Corsi, Matilde y María Buerón Rivero de Bárcena, La Lonja de San Luis Potosí. Un siglo de tradición,  Ed. Particular, México, 1957.

 

Cabrera Ipiña, Octaviano, San Luis Potosí, talleres Linotipográficos Atlas, México, 1969.

 

Cirelli, Claudia, Etnografía de los usos del agua en villa de Reyes, San Luis Potosí, Centro de Investigaciones Históricas de San Luis Potosí, México, 1996.

 

Garay López, Begoña, Haciendas del Altiplano potosino, Eduardo Meade del Valle (coord.), Edición privada, México, 2010.

 

García, Bruno E., Cartilla elemental de geografía del estado de San Luis Potosí, Tipoghrafía de B. E. García, México, 1883.

 

Kotler, Philip  y Gary Armstrong, Fundamentos de Marketing, Prentice Hall, Estados Unidos de Norteamérica, 2003.

Luna Sánchez, Patricia Gestión empresarial de las haciendas del Altiplano potosino. Capital intelectual estructural 1899-1941, Tesis de doctorado en Historia, UNAM, México, 2013.

 

Magaña Rufino, José Manuel, Derecho de la propiedad industrial en México, Editorial Porrúa, Universidad Panamericana, México, 2011.

 

Montejano y Aguiñaga, Rafael, Don Pedro Barajas, primer obispo de San Luis Potosí (1795-1868), Editorial Jus, México, 1970.

 

Navas López, José Emilio y Marta Ortiz de Urbina, “El Capital Intelectual en la empresa”, en Economía Industrial, número 346, volumen IV, España, 2002, pp. 163-170

 

Noyola, Inocencio, “Espacialidad y control de recursos naturales de las haciendas del Altiplano potosino en la segunda mitad del siglo XIX”, en Antonio Escobar Ohmstede y José Alfredo Rangel Silva (coords.), Haciendas, negocios y política en San Luis Potosí siglos XVIII al XX, El Colegio de San Luis, México, 2011, pp.163-185

 

Roos, Johan,  Göran Roos, Nicola C. Dragonetti y Leif Edvisson, Capital Intelectual. El valor intangible de la empresa, Paidos, España, 2001.

 

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Valdaliso, Jesús María y Santiago López, Historia económica de la empresa, Ed. Crítica, España, 2007.

 

Villa de Reyes y sus legendarias haciendas, Cruz Roja Mexicana, Grupo Concreto San Luis, México, 2003.

 

Villar Rubio, Jesús Victoriano, El centro histórico de la ciudad de San Luis Potosí y la obra del ingeniero Octaviano Cabrera Hernández, Facultad del Hábitat, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México, 1998, p. 235

 

Zuleta, María Cecilia “La prensa agrícola del porfiriato como fuente para la historia económica”, en Signos históricos 1.2,  México, diciembre de 1999, pp.59-88.

 

Electrónicas:

 

Datos Mercantiles de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria, 1892, en www.archive.org/.../ datosmercantile00indugoog/datosmercantile00indugoog_djvu.txt, (23 de septiembre de 2014).

 

Exprés, “Carranco una empresa centenaria que crece”, 8 de mayo de 2011,  http://www.elexpres.com/noticias/news-display.php?story_id=15904

 

Geneanet  Familia Meade http://gw.geneanet.org/sanchiz? , (6 de octubre de 2014).

 

Giménez Camacho, Rafael, “Antecedentes del registro de Marcas en México”, publicado el 9 de agosto de 2010, www.registrodemmarcas.co/ antecedentes-del-registro-de-marcas-en-mexico.

 

La Hacienda, volumen XII, número IX,  junio 1917. http://www.worldcat.org/title/hacienda  /oclc/1751678/editions?referer=di&editionsView=true (Consultado el 13 de abril de 2014)

 

Thompson, Ivan, “Definición de marca”, publicado en septiembre de 2006, en www.promonegocios.net/mercadotecnia/marca-definición.html (Consultado el 20 de mayo de 2014).

 

 

Hemerográficas:

 

CDHRMA   Centro Documental Histórico Rafael Montejano Aguinaga  UASLP      

                     El Estandarte, año XI, número 1508, SLP, miércoles 14 de agosto de 1895.

                     El Estandarte, año XXII, número 4,677, SLP, domingo 12 de agosto de 1906.

 

Testimonios orales:

 

Ricardo Gómez Valle, entrevista realizada por Patricia Luna Sánchez, 17 de noviembre de 2014, en rancho San Carlos, SLP.

 

Carmen Valle Ardila, entrevista realizada por Patricia Luna Sánchez, 17 de noviembre de 2014, en rancho San Carlos, SLP.



[1] Patricia Luna Sánchez, “Gestión empresarial de las haciendas del Altiplano potosino 1898-1941. Capital intelectual estructural”, tesis de doctorado en Historia, Facultad de Filosofía, UNAM, México, 2013.

[2] AHESLP, RPP, Isidro Calvillo, protocolo, 1869, T. I.C-XV, fs. 237f - 238v, 24 de abril de 1869.

[3] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, T. V, fs. 139v – 143, 4 de noviembre de 1887.

[4] Consultar la genealogía de Richard Meade Roche en http://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es&m=.

[5] Ver AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1884-1885, Tomo IV fs. 17-18., AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1884-1885, Tomo IV, fs. 74v-75., AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1884-1885, Tomo IV, fs. 82v-83v., AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, Tomo V, fs. 91v-92v., AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, Tomo V, fs. 11v-12v., AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, Tomo V, fs. 139v-143, Apéndice fs. 153-155.,  AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1888-1889, Tomo VI, fs. 57v-60, Apéndice fs. 58-60.

[6] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, Tomo V, fs. 139v-143.

[7] Ver página  http://carranco.com.mx/nosotros/historia/

[8] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1886-1887, Tomo V, Apéndice fs. 153-155.

[9] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1888-1889, Tomo VI, fs. 96-98. Apéndice fs. 81-85.

[10] AHESLP, RPP, Eduardo Ramírez Adame, protocolo, 1889-1891, Tomo s/n, fs. 10-14v.

[11] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1890-1891, Tomo VII, fs. 139v-14.

[12] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1892, Tomo VIII, fs. 163v-164v.

[13] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1892, Tomo VIII, fs. 288-290.

[14] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1892, Tomo VIII, fs. 336v-339v.

[15] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1892, Tomo VIII, fs. 391v-392.

[16] CDHRMA, El Estandarte, año XI, número 1508, SLP, miércoles 14 de agosto de 1895.

[17] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1895, Tomo XI, fs. 52v-54v.

[18] AHESLP, RPP, Jesús Hernández Soto, protocolo, 1897, Tomo XIII, fs. 453-459.  Las haciendas, San Agustín y San Ignacio se las había cedido, de acuerdo al documento, a Felipe Neri del Barrio la Empresa del Tabaco. La venta de las fincas arriba citadas tuvo un monto total por $50,000.00 e incluían los inmuebles con sus fábricas materiales, cercas, vallados, arboledas y tomas de agua.[18] Las propiedades adquiridas colindaban en algún punto y tres de ellas se ubicaban parte en el estado de San Luis Potosí y parte en Tamaulipas, correspondientes a la región de la Huasteca. En 1897 Federico J. Meade adquirió en público remate por la cantidad de $29,000.00 la hacienda Las Negritas ubicada en el Partido de Guadalcazar y sus ranchos anexos La Morita y Llano Grande, propiedad de Macrina Murguía viuda de José Antonio Rascón y sus hijos Aurora, Alfredo, Antonio y Juan Rascón. Entre 1886 y 1890 se había construido en esa finca un edificio de ladrillos para fabricar vino mezcal con hornos sistema alemán, con los que se elaboraban 6,000 arrobas de la bebida.

[19] APRGV,  Libro Mayor de la Hacienda de Carranco (1894-1897).

 

 

[22] Ver página http//carranco.com.mx/nosotros/historia

 

 

[25] CDHRMA, UASLP, El Estandarte, año XXII, número 4,677, SLP, domingo 12 de agosto de 1906, p.3

[26] APRGV, Borrador del Inventario General de la Hacienda de Carranco practicado al 31 de diciembre de 1909.

[27] Premio del Centro Agrícola e Industrial Potosino en 1906 a Federico J. Meade.  Agradezco al Ing. Ricardo Gómez Valle haberme facilitado una copia del documento.

[28] APRGV, Libro Mayor 1910-1913 negocio en general de Ricardo D. Meade, 1º de abril de 1910.

[29] APRGV, Inventario Hacienda Carranco 1918.

[30] APRGV, Inventario General de la Hacienda de Carranco practicado al 31 de marzo de 1920.

[31] Ídem.

[32]  “Mejora del rebaño de vacas lecheras”, Parte II, en revista La Hacienda, volumen XII, número IX,  junio 1917, Búfalo, Nueva York, Estados Unidos de América,  p. 270.  En  http://www.worldcat.org/title/hacienda/               

oclc/1751678/editions?referer=di&editionsView=true (Consultada el 13 de abril de 2014)

[33] APRGV, Libro Diario1925-1932.  Diario No. 2 de la contabilidad de la señora Vda. de Ricardo D. Meade de San Luis Potosí.

[34] APRGV, Memorias de Alquilados de la hacienda Carranco 1923-1931

[35] Datos proporcionados por Carmen Valle Ardila, entrevista realizada por Patricia Luna Sánchez, lunes 17 de noviembre de 2014, rancho San Carlos, San Luis Potosí.

[36] Agradezco al Ing. Ricardo Gómez Valle el haberme proporcionado una copia de  la imagen.

[37] RANSLP, AGA, Dotación de tierras ejidales, expediente 42/369, legajo 1, Carranco, Villa de Reyes, SLP.

[38] Datos proporcionados por el Ing. Ricardo Gómez Valle, entrevista realizada por Patricia Luna Sánchez, lunes 17 de noviembre de 2014, en rancho San Carlos, San Luis Potosí.

[39] Datos proporcionados por el Ing. Ricardo Gómez Valle, entrevista realizada por Patricia Luna Sánchez, lunes 17 de noviembre de 2014, en rancho San Carlos, San Luis Potosí.